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Maite Díaz: “En mi vida, he tenido que reinventarme tres veces y ha sido la costura la que me ha dado la oportunidad de empezar de cero”.

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Maite Díaz: “En mi vida, he tenido que reinventarme tres veces y ha sido la costura la que me ha dado la oportunidad de empezar de cero”.

Fa 20 anys, Maite Díaz va arribar a Catalunya des de Cali (Colòmbia) per amor, i la seva vida va canviar completament. Tot i que va homologar els seus títols en Administració d’Empreses després de sis anys, no va trobar feina en el seu camp i va haver de buscar altres opcions. Amb coneixements de costura, va començar en una empresa de lloguer de roba laboral com a modista i, posteriorment, com a responsable de qualitat.

Després de trencar la seva relació al poc temps de tenir un fill, va decidir reinventar-se i va obrir el seu propi negoci de costura. Fa sis anys va establir-se al carrer Antoni Roig i, fa dos, es va traslladar a un local més gran a la plaça de la Vila. És una dona emprenedora i lluitadora que s’ha reinventat diverses vegades.

Lo de coser, ¿de dónde te viene? 

Siempre me ha gustado la moda. En mi país se celebra con una gran fiesta la llegada a los 15 años e hice que me regalaran retales de tela para hacerme vestidos. La verdad es que los destrocé, porqué no sabía el oficio, pero a consecuencia del embarazo de mi hija, que me obligó a hacer reposo, estudié Diseño, corte y confección por hobby. Después estudié Administración de Empresas y como a las personas de la universidad les gustaban mucho los modelos que confeccionaba me pagué la mitad de mis estudios haciendoles ropa. Era un hobby que quedó olvidado cuando acabé la carrera.

Al venir aquí, cuando vi que no era posible encontrar trabajo de lo que había estudiado, decidí ofrecer mis servicios de modista. Me dio una oportunidad Rosa, que tiene una empresa de vestidos de fiesta en Tarragona, un trabajo que compaginé cuando entré en una empresa de renting de ropa laboral. Empecé de modista y acabé como encargada de calidad. 

En pleno proceso de separación de mi marido, con mi hijo muy pequeño, como necesitaba conciliar mi vida laboral y familiar y unos mayores ingresos, capitalicé mi paro,  me puse por mi cuenta y abrí mi negocio. 

Una persona confió en mi y me dio crédito para las primeras maquinas.   

En mi vida, he tenido que reinventarme tres veces y ha sido la costura la que me ha dado la oportunidad de empezar de cero. 

¿Porqué elegiste Torredembarra para montar tu negocio?

Porqué es mi pueblo, no me planteé otra ubicación. Me siento muy integrada. Cuando la gente me pregunta de donde soy y les contesto que catalana, se sorprende. Pero es así. Mi hijo nació aquí, he formado un hogar aquí… ¡soy de Torredembarra! No hablo catalán por respeto, lo he estudiado y mis hijos lo hablan perfectamente porqué lo han estudiado. Mi hija vino con 9 años, sus amistades son de aquí, ha sido castellera, ha jugado en el equipo de básquet… 

¡Somos de Torredembarra! Y de Cali, también.    

Y el nombre del establecimiento… 

En donde estaba, trabajaba para empresas vascas y me empezaron a llamar así. Cuando me llamaban por megafonía “Maitetxu” ya sabia que tenia que solucionar algún problema. 

Cuando comencé a pensar como llamar a mi negocio: “el fil”, “el didal”… pensé en crear una marca personal y me acordé del Maitetxu. Me identificaba. 

La gente que viene por primera vez busca una vasca y se sorprenden cuando ven una sudamericana de piel oscura. Yo les hago broma y les recuerdo que los de Bilbao nacemos donde queremos. 

¿Des del inició te planteaste montar un taller de costura? ¿Cómo empezaste?

Sí, porqué es la habilidad que tengo y sabia que lo podía hacer muy bien. 

Empecé en un local de 20 m2 en la calle Antoni Roig. Al final, se quedó tan pequeño, que me sentía agobiada. El actual local me lo ofrecieron sin yo buscarlo. Cambiar a un local más grande ha significado que te vean como un negocio más serio. He aumentado la clientela. Sé que no me voy a hacer millonaria, pero me permite vivir cómodamente. 

Veo un taller grande, con mucha maquinaria. ¿Cuántos trabajáis? 

Yo trabajo sola porqué lamentablemente en mi sector no se encuentran personas cualificadas. Todo el mundo dice “saber coser”, pero una cosa es hacer los bajos de un pantalón, como lo haría nuestra abuela en casa, y otra hacer arreglos que necesitan cualificación. Además, es prácticamente imposible rentabilizar un trabajador con todo lo que implica contratar. Por último, me encuentro que la mayoría de gente no quiere trabajar, solo piensa en cobrar.

Por eso, lo que he hecho ha sido invertir en maquinaria cualificada y profesionalizar mi taller, donde hay nueve maquinas de coser, pero cada una hace algo diferente. Tengo maquinaria para piel, para tejido grueso, para elásticos, de zapatero… yo me quiero distinguir ofreciendo la posibilidad de una amplia gama de labores. Yo toco des de vestidos de fiesta, que era lo mío, a fundas para barcos, pasando por la piel, bordados, etc. Me llega desde ropa muy barata a ropa de mucha calidad. 

¿Como se distingue la ropa barata a la de calidad?

Básicamente, por la cantidad de poliéster que lleva. Hay alguna ropa que se nota de plástico, que no puedes poner ni la plancha porqué se encoje. Mucha esta comprada por internet. Prácticamente, es de usar y tirar.  

¿Y que tipo de labores haces? 

Sobretodo arreglos. En general, los patronajes son muy estándares y no muy acertados por lo que la gente necesita que les ajusten la ropa ya sea de largo, ancho, cintura, espalda, mangas…   

Cada época tiene su particularidad. Ahora, por ejemplo, con el cambio de temporada, se cambian muchas cremalleras de chaquetas y ropa de abrigo. En enero, después de los regalos de Navidad, bajos de tejanos y pantalones; en carnaval, ajusto muchos disfraces; cuando la época de las comuniones y bodas o verano, vestidos de fiesta. 

A parte de arreglos, también hago cosas a medida, sobretodo, ropa para personas mayores. Como me gusta investigar, he empezado a hacer ropa para barcos o terrazas… Por suerte, tengo trabajo todo el año.

¿Qué tipo de clientela tienes?

Todo tipo de clientela. Mujeres y hombres de todas las edades. La diferencia esta en que las señoras tienden a seguir la moda y estrenan más. Los señores vienen a que les arregles la ropa que les gusta y con la que se sienten cómodos.

El hecho de ser una mujer emprendedora…

Es muy duro porqué tienes que compaginar tu negocio, con tu casa, tu familia y tu misma. Además, se complica si eres extranjero y no tienes una red de apoyo.   

Yo en Colombia fui directora comercial del Banco Colpatria, daba clases en la universidad… Tenia una vida completamente diferente. Cuando vine aquí, empecé de cero. 

La gente de aquí no se percata, pero yo soy de fuera y cuando abrí el negocio había un gran nivel de desconfianza. Muy poca fe a que lo pudiera hacer funcionar. Ahora bien, cuando se dieron cuenta de que cada día madrugaba para tirar adelante, la cosa cambió. Los catalanes valoran mucho la cultura del trabajo y te ganas su respeto si trabajas duro. 

¿No te planteas volver a tu antiguo trabajo? 

No. Primero porqué ya estoy desactualizada. Segundo porqué me gusta lo que hago. 

Eso sí, he aplicado mi formación y experiencia a mi negocio. 

La gente piensa que los extranjeros tenéis muchas ayudas públicas…

Yo en 20 años no he pedido una ayuda al Estado. Solo capitalizar el paro, que me había ganado previamente. Por ejemplo, cuando cambié de local, me hicieron pagar de nuevo la licencia de apertura, como si empezara de nuevo. 

Paga local, luz, agua, las basuras, autónomo, el gestor, los seguros, la alarma… ¡Todo está carísimo y suma! 

A veces, la gente se queja del precio de los arreglos de costura, pero no se dan cuenta de todo lo que tenemos que pagar las modistas para abrir cada día. Porqué yo contribuyo con mis impuestos al pago de las pensiones de jubilación. Quienes cosen en casa, ¡no! Entonces no comparen mis tarifas con la señora que cose bajo mano. Porqué en mi sector la competencia desleal no proviene de las otras modistas, que cada una tiene su clientela, sino de las que trabajan a escondidas.    

¿Qué proyectos de futuro tienes? 

Me gustaría dar clases de costura a chicas jóvenes, pero tengo que organizar muy bien mi tiempo. Es una lastima que aquí no haya centros de formación que enseñen a coser bien, de manera reglada. En Barcelona, hay estudios de diseño de alta costura, muy caros, pero no tiene nada que ver con lo que hacemos los modistos que, básicamente, son arreglos. 

En España, ya no hay paciencia para aprender un oficio artesanal como es el mío. En mi trabajo hay una disciplina y requiere mucha constancia. Tengo 29 años de experiencia y cada día me propongo aprender algo nuevo. Me gustaría trasmitir mis conocimientos. En mi sector, hay trabajo asegurado, eso sí, hay que ser emprendedor y muchos sólo piensan en ser funcionarios.